REFLEXIONES EN LA NATURALEZA

Cuanto más tiempo paso en la naturaleza en soledad o acompañado, más cerca araño la felicidad. Quizás sea la llamada memoria genética, transmitida de generación en generación, donde podamos de alguna manera reconectar con las actividades que habitualmente hacían nuestros antepasados durante 2.700.000 años: correr, saltar, trepar, escalar, lanzar, cazar, contemplar el fuego y las estrellas, crear, destruir y volver a crear, conocer y vivir en armonia con las leyes naturales, ... Quizás sea la evidente relación entre esta y nuestro organismo biológico, que de alguna manera reconoce el lugar de donde realmente pertenece; o quizás sea la tendencia cultural inculcada por mis padres desde bien pequeño (aspectos culturales) donde habitualmente recorríamos la geografía española en tienda de campaña pernoctando en zonas naturales o haciendo excursiones por diferentes sistemas montañosos;  o incluso podría ser una mezcla de todos estos factores. Lo que se, es que cuando me alejo del mundo de ladrillo, hierro y hormigón y estoy en contacto con la naturaleza, todo cambia, los problemas se relativizan, los instintos perdidos afloran, los sentimientos de bienestar y paz emergen y conecto con un yo diferente, y seguramente más cerca de quien verdaderamente soy. Es como descubrir un tesoro escondido que es claramente accesible y fácil de encontrar y del cual, no nos deberíamos de olvidar. Al fín y al cabo, va a ser el verdadero legado que dejemos a nuestros descendientes o futuras generaciones. Jaime Carrillo (Guerrero Training).