EL VALLE DE LOS PROPÓSITOS
El valle de los propósitos es una experiencia quizás dentro de una ensoñación o un sueño consciente, una fantasía real o una realidad fantástica según la perspectiva cuya experiencia fue tan intensa, que me inclino por compartir.
EL CAMINO
Desde
un profundo silencio, percibo el frío suelo a cada paso y cómo el
aliento de la montaña acompaña la respiración con una dulce brisa.
El
agua del arroyo que brota al golpear algunas rocas, desfigura el
paisaje creando un puente entre el infinito y el instante y entre lo
visible y lo invisible. Me recuerda que cada gota del mismo nunca estuvo
allí, y no volverá a pasar.
Una de ellas, que me lee el pensamiento me grita burlona:
- A tí te pasa igual!.
- No importa, la respondo. Igual al final hay un tesoro escondido en lo más profundo del océano!.
Una corpulenta raiz de un fornido alcornoque atraviesa la superficie del camino, dirijiéndose hacia el único árbol que está más cerca de él y que también es otro formidable alcornoque.
- ¿Buscáis la conexión entre sí?, es decir, ¿os comunicáis?.
- Como en vuestro caso querido aprendiz, me contesta: lo semejante atrae lo semejante y, sólo los grandes árboles maestros son capaces de conectarse con todo y con todos, creando una red de redes.
Al
final del camino, escucho los sonidos de los tambores, y la alegría
sigue su ritmo, se que ha llegado la hora que ahora llega o que ha de
llegar y me siento preparado.
EL LUGAR SAGRADO Y EL RITO
En
el lugar sagrado se reunen la brisa del viento lunar, el agua del
arroyo hábil, el toro de la roca esculpida y el fuego del incienso con
forma de serpiente. Los 4 elementos evocan ritos de tiempos remotos que
parecen querer concectar con nuestro momento y es dificil distinguir
unos tiempos de otros.
Unos duendes burlones, aparecen de manera inesperada, mientras me preguntaba qué es el tiempo.
- Una oportunidad!, nos gritan desde el cielo
dos águilas reales y un buitre leonado que parecen danzar frente a nosotr@s.
Durante
un extraño rito dentro de la ensoñación me siento frente a un espejo:
desde la autocompasión, miro aspectos de mí que me gustaría desechar y
los invito a seguir el transcurso del arroyo. El océano los purificará.
Ahora,
desde el corazón, qué deseo impulsar. La madre Tierra se encargará de
germinarlo y el maestro guardían del bosque, de protegerlo... Mientras,
escucho una voz cantada al ritmo del son del tambor: ¡sigue el camino
del corazón!, en el valle de los propósitos, ¡sigue el camino del
corazón!.
EL BOSQUE Y LA MANADA
Un
lobo y una loba que caminaban delante de su manada de lob@s semejantes y
afines captaron la atención. Les pregunté que por qué iban en manada,
¿no es mejor caminar solo?, les insistí.
Me
contaron que: <<un árbol puede ser bello, fuerte, magestuoso,
casi imperecedero e incluso dar los mejores frutos del bosque pero, si
nadie los recibe, ¿de qué sirve?, ¿acaso podría cumplir su misión?,
¿podría llegar a ser feliz?.
Es por esto que un árbol busca su bosque y un lob@ su manada guiados por el mismo espíritu>>.